El comienzo
Entre los recortes que tengo de una época olvidada quedan dibujos mal perpetrados como el intento de una expresión de un joven que nunca aprendió a dibujar, están en el olvido dinosaurios de plastilina únicos testigos de que sólo se me dio un talento, el de dar forma con mis manos a cualquier material moldeable.
A pesar de ello sin maestros y con muchas dificultades en el dibujo, ocurrió un cambio que permitiría la realización de la primer expresión artistica, misma que fue la chispa para dejar a un lado los prejuicios y llevar a la practica esas formas que estaban vivas en la mente.
El comienzo que se transformaría en la primer obra de mi vida y en un símbolo en toda mi obra.
No hubo boceto alguno previo a su creación, y con cinceles que tenia mi abuelo en su herramienta además de un mazo pequeño y no apto para esto fue la inspiración la que me mantuvo 3 días trabajando en darle forma a esta obra que nació de la nada y al mismo tiempo de lo más profundo de la mente, realizada sobre cantera rosa, un tipo de piedra en el que los antepasados prehispánicos del actual México empleaban para sus esculturas, un tipo de roca que abunda en algunos cerros de la Ciudad de México, de ahí nació «el comienzo», este ojo desde un prisma, desde una loza de cantera rosa, dejando un pequeño recuerdo en aquel lugar bello donde nacieron la mayoría de las actuales ideas que han cobrado vida, antes de conocer a mis maestros, antes de pensar que era posible expresar los sentimientos en algo tangible.
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