Recuerdo de una mañana
Las flores comienzan a despertar su polen,
los pájaros en su rutina,
fundan el viento con el colibrí.
Alejado de la nostalgia o desolación,
un deleite del ojo
es el verdor
con aroma de flores
y el cultivo de tantos lustros.
Sin críticas,
con ratos de ocio,
acariciando pétalos,
hasta llegar al terso alcatraz.
La pequeña planta
oculta a una tortuga,
una constante vigilia
mientras son
aproximadamente las ocho.
Indicios de vida
que se almacenan
poco a poco
para decir adiós,
una sonrisa sin boca,
sabia decisión
en un día de paz.
El día no regresará,
no se pensará en el tiempo
que se ha ido,
las rosas se marchitan,
y en el porvenir
hay inciertos tonos de amanecer.
Eran las ocho de la mañana,
nada que temer,
mucho que escuchar
decir y disfrutar.
Una mañana a los diecinueve,
y en aquellos días
no conocí otra mejor.
Litografía y poesía de tekòlótl
Del libro “Los días del veintitrés” – Tekòlótl
Editorial: ArtGerust 2013